Importancia del valor de la producción ganadera
A partir de la lectura e interpretación del mapa adjunto, explicar la desigual importancia de las producciones ganaderas en España, indicando, en su caso, a que tipo de actividad pecuaria puede corresponder la significación de los valores cartografiados.
A partir de la lectura e interpretación del mapa adjunto, explicar la desigual importancia de las producciones ganaderas en España, indicando, en su caso, a que tipo de actividad pecuaria puede corresponder la significación de los valores cartografiados.
Identificamos el
gráfico como un mapa de coropletas o de tramas, adecuado para representar
diferencias en los valores alcanzados por una variable en distintas
demarcaciones territoriales.
Conviene señalar
en el contexto general el predominio de las producciones agrícolas, pues la
aportación de la actividad pecuaria al valor de la producción agraria no
alcanza los dos quintos del total. Una aportación que se produce de forma muy
contrastada desde el punto de vista territorial. Podemos apreciar una clara
diferencia entre la mitad Norte, de mayor entidad ganadera, y la mitad Sur
donde la cría de animales tiene una menor importancia relativa.
En cuanto a los
ámbitos de especial significado ganadero destaca, en primer lugar la España Atlántica,
pues la totalidad de Galicia, Asturias, Cantabria, así como las provincias
litorales del País Vasco, registran porcentajes netamente superiores a la media
nacional; es más, salvo Vizcaya y Pontevedra, todas las provincias de este
ámbito registran valores iguales o superiores al 60%. Las condiciones
ecológicas tienen, en este caso, una importancia grande en la decantación hacia
una orientación productiva basada, fundamentalmente, en el ganado bovino,
ligado al prado. Se trata de una ganadería vinculada a la tierra, conformando
unos “espacios ganaderos”, que son los que realmente singularizan el paisaje
agrario de este sector.
Destacada importancia también presenta la ganadería en toda la franja occidental de la península, así como en determinadas áreas de la Cordillera Central. Así, León, Zamora, Cáceres o Ávila, presentan valores superiores a la media nacional, destacando, sobre todo, la provincia de Salamanca. Se trata de una ganadería más extensiva, orientada, sobre todo al vacuno de carne y en parte al ovino, correspondiendo a un tipo de espacios ganaderos representado por los montes pastables y las dehesas, aunque en algunos sectores, especialmente de montaña, se deja sentir la presencia de los pastos. En definitiva, una ganadería ligada a la tierra, pero con un carácter más extensivo por la menor carga ganadera que son capaces de soportar estos espacios.
Destacada importancia también presenta la ganadería en toda la franja occidental de la península, así como en determinadas áreas de la Cordillera Central. Así, León, Zamora, Cáceres o Ávila, presentan valores superiores a la media nacional, destacando, sobre todo, la provincia de Salamanca. Se trata de una ganadería más extensiva, orientada, sobre todo al vacuno de carne y en parte al ovino, correspondiendo a un tipo de espacios ganaderos representado por los montes pastables y las dehesas, aunque en algunos sectores, especialmente de montaña, se deja sentir la presencia de los pastos. En definitiva, una ganadería ligada a la tierra, pero con un carácter más extensivo por la menor carga ganadera que son capaces de soportar estos espacios.
Significado
distinto tiene la ganadería en las otras provincias que registran valores
destacados, estos se deben, sobretodo, a la intensa presencia de una “ganadería
industrial” no vinculada a la tierra, la cual, aunque existe en todas las
provincias, con independencia de las condiciones ecológicas, adquiere especial
concentración en algunos puntos. Esta orientación no se refleja en el paisaje
agrario, salvo en la más o menos densa presencia de las naves ganaderas, cuya
misión es producir intensamente para abastecer importantes mercados urbanos. Es
el caso de Cataluña, lo cual explica los importantísimos valores de Gerona o
Tarragona, provincias que no se caracterizan, precisamente, por unos paisajes
predominantemente ganaderos. La misma explicación cabe atribuir a los valores
registrados en Segovia (importancia del porcino), Toledo e incluso Madrid, a
cuyo mercado se destinan preferentemente estas producciones.
En el extremo
contrario, destaca la reducida importancia en las provincias mediterráneas no
catalanas, áreas de muy definida especialización agrícola y carentes de
espacios aptos para una explotación ganadera ligada a la tierra (en Murcia aparece
atenuado por la ganadería industrial de porcino), a los que se podrían añadir
algunas provincias de Andalucía interior, o Castilla-La Mancha con especial debilidad pecuaria (Jaén o Cuenca).
En el resto del
territorio, los valores son inferiores a la media, aunque no excesivamente
alejados, obedeciendo a diversos factores (presencia de ganadería industrial,
aprovechamiento de ovino complementario a la agricultura cerealística, etc.).
En cualquier caso, se puede considerar que se trata de un mapa en buena medida
expresivo, aunque algo anticuado, para detectar la especialización productiva
de determinados sectores.
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