viernes, 9 de junio de 2017

Comentario del Plano urbano de Valencia


Valencia, como aquellas ciudades con una larga historia, presenta una morfología urbana compleja, en la que pueden distinguirse diferentes áreas que corresponden a las distintas etapas del crecimiento de  la ciudad:  el casco antiguo, el ensanche y la periferia.
El casco antiguo. Es la parte de la ciudad urbanizada desde su origen hasta el crecimiento urbano de mediados del siglo XIX. El de Valencia tiene un origen romano y se ubica en el golfo de Valencia, a escasa  distancia del mar, en un meandro del río Turia, sobre un altozano, más a salvo de inundaciones. La ciudad tenía una situación favorable respecto a las comunicaciones (en la gran calzada litoral) y respecto a la actividad económica (estaba rodeada de un entorno de buenas condiciones agrícolas).
En la Edad Media el casco antiguo estuvo rodeado por una muralla en la época musulmana y por otra en la época cristiana (siglo XIV), que seguía el trazado de la actual ronda –constituida por las calles Guillén de Castro, Já- tiva y Colón–. De ella se conservan algunas puertas. Sus funciones eran defensivas, fiscales (cobro de impuestos) y sanitarias (aislamiento de la ciudad en caso de epidemia).
El plano fue irregular en la época musulmana, con calles estrechas y tortuosas y plazas  sin  formas definidas, y se regularizó ligeramente tras la conquista cristiana (1283). Esta irregularidad se observa sobre todo en su parte norte, cuyo centro es la catedral. La parte sur sufrió transformaciones en el siglo XIX: se abrieron nuevas calles y plazas como la del País Valenciano, con motivo de la instalación en esta zona de la estación de ferrocarril.
La trama del casco antiguo es compacta, dado que durante siglos, la población creció dentro del recinto amurallado, lo que trajo consigo una progresiva densificación de la trama.

La edificación, inicialmente de baja altura, ha experimentado una progresiva verticalización y un deterioro morfológico y social en algunas zonas, que dio lugar a procesos de renovación y sustitución por casas de mayor altura y calidad.
Los usos del suelo de la ciudad en la época preindustrial fueron residenciales, industriales (seda) y el comercio marítimo. En la actualidad, la parte sur alberga al CBD, donde se instalan los comercios, oficinas, bancos y espectáculos.
El casco  antiguo  conserva  importantes  monumentos,  como  la  catedral  y palacios e  iglesias de diversas épocas.
             El ensanche. Desde mediados del siglo XIX el crecimiento de la ciudad obligó a ampliar el recinto urbano. Las causas fueron la prosperidad agraria, un primer proceso de industrialización (en torno a las industrias de la madera y del mueble y de la metalurgia) y la revolución de los transportes (trazado de una tupida red ferroviaria que tenía como centro la ciudad y ampliación y modernización del puerto del Grao), que consolidó la función exportadora de la ciudad y la convirtió en centro importador y redistribuidor.
Para ampliar la ciudad, las murallas del siglo XIV fueron derribadas (1865) y en su lugar se creó una ronda exterior que se convirtió en la calle principal.
El ensanche burgués se realizó rodeando por el sur al casco antiguo, en diversas fases que vienen limitadas por grandes vías. El primero (1877), entre el casco antiguo y las grandes vías del Marqués del Turia y Fernando el Católico, tenía plano en cuadrícula inspirado en el de Cerdá de Barcelona, trama en manzanas amplias y casas grandes y de calidad. El segundo ensanche (1907) ampliaba el anterior y extendía la ciudad hasta el antiguo Camino de Tránsitos (avenida de Pérez Galdós y de Pérez Valero), que fue replaneado como un tercer anillo o ronda  exterior.
Las barriadas industriales se crearon sobre todo en la zona portuaria y en la parte meridional, con casas pequeñas y materiales de mala calidad, que sufrieron un temprano deterioro.
Además, el crecimiento urbano llevó a anexionar entre 1870 y 1900 barrios y pueblos circundantes, como Rusafa, el Campanar, El Grao, etc., entonces todavía diferenciados de la gran ciudad, pero actualmente integrados  en el casco urbano, y a ampliar el recinto urbano a costa de la huerta, aunque a diferencia de otras ciudades, el alto precio de las tierras suburbanas impidió la aparición de barrios degradados.
La periferia
En la segunda mitad del siglo XX la industria y los servicios crecieron notablemente, y con ellos la inmigración, la población y la urbanización, dando lugar a una extensa periferia en la que se instalaron áreas industriales, enormes barriadas para acoger a los inmigrantes al oeste y sur del ensanche y equipamientos.
Los principales ejes de crecimiento urbano desde mediados del siglo xx han sido los siguientes:
-           El sur de la ciudad, a raíz del trazado de un nuevo curso artificial para el Turia, que bordea la ciudad por el oeste y por el sur. La obra, que empezó a planearse desde la inundación de 1957, se llevó a la práctica a mediados de los 70, y ha supuesto además la creación de una ronda de tráfico de gran capacidad, ya que el nuevo cauce está flanqueado por autovías.
-           El norte de la ciudad, pues el viejo cauce se convirtió en un espacio verde. En la orilla izquierda del río se han creado equipamientos (nuevo campus universitario, un recinto ferial e instalaciones deportivas).
-           Las carreteras de Madrid y Barcelona.
El puerto ha quedado plenamente integrado en la ciudad, presentando una gran actividad de carga y pasaje, y la ciudad se ha desbordado sobre los municipios periféricos para formar una gran aglomeración urbana.
Actualmente las funciones de la ciudad son industriales (metalurgia, construcciones mecánicas, química, madera y mueble, textiles, alimentación) y terciarias, en las que, además del turismo hay que tener en cuenta las político-administrativas, como resultado de la ubicación en la ciudad del parlamento y demás instituciones de la Comunidad Autónoma. La huerta ha sido la gran perdedora en el proceso de expansión urbana, pues los ricos campos van siendo invadidos por la edificación.

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