Valencia, como aquellas ciudades con una larga historia, presenta
una morfología urbana compleja, en la que pueden distinguirse diferentes áreas
que corresponden a las distintas etapas del crecimiento de la ciudad:
el casco antiguo, el ensanche y la periferia.
El casco antiguo. Es la parte de la
ciudad urbanizada desde su origen hasta el crecimiento urbano de mediados del
siglo XIX. El de Valencia tiene un origen romano y se ubica en el golfo de
Valencia, a escasa distancia del mar, en
un meandro del río Turia, sobre un altozano, más a salvo de inundaciones. La
ciudad tenía una situación favorable respecto a las comunicaciones (en la gran
calzada litoral) y respecto a la actividad económica (estaba rodeada de un
entorno de buenas condiciones agrícolas).
En la Edad Media el casco antiguo estuvo rodeado por una muralla en
la época musulmana y por otra en la época cristiana (siglo XIV), que seguía el
trazado de la actual ronda –constituida por las calles Guillén de Castro, Já-
tiva y Colón–. De ella se conservan algunas puertas. Sus funciones eran
defensivas, fiscales (cobro de impuestos) y sanitarias (aislamiento de la
ciudad en caso de epidemia).
El plano fue irregular en la época musulmana, con calles estrechas y
tortuosas y plazas sin formas definidas, y se regularizó ligeramente
tras la conquista cristiana (1283). Esta irregularidad se observa sobre todo en
su parte norte, cuyo centro es la catedral. La parte sur sufrió
transformaciones en el siglo XIX: se abrieron nuevas calles y plazas como la
del País Valenciano, con motivo de la instalación en esta zona de la estación
de ferrocarril.
La trama del casco antiguo es compacta, dado que durante siglos, la
población creció dentro del recinto amurallado, lo que trajo consigo una
progresiva densificación de la trama.
La edificación, inicialmente de baja altura, ha experimentado una
progresiva verticalización y un deterioro morfológico y social en algunas
zonas, que dio lugar a procesos de renovación y sustitución por casas de mayor
altura y calidad.
Los usos del suelo de la ciudad en la época preindustrial fueron
residenciales, industriales (seda) y el comercio marítimo. En la actualidad, la
parte sur alberga al CBD, donde se instalan los comercios, oficinas, bancos y espectáculos.
El casco antiguo conserva
importantes monumentos, como
la catedral y palacios e
iglesias de diversas épocas.
El ensanche. Desde mediados del siglo XIX el crecimiento de la ciudad obligó a
ampliar el recinto urbano. Las causas fueron la prosperidad agraria, un primer
proceso de industrialización (en torno a las industrias de la madera y del
mueble y de la metalurgia) y la revolución de los transportes (trazado de una
tupida red ferroviaria que tenía como centro la ciudad y ampliación y
modernización del puerto del Grao), que consolidó la función exportadora de la
ciudad y la convirtió en centro importador y redistribuidor.
Para ampliar la ciudad, las murallas del siglo XIV fueron derribadas
(1865) y en su lugar se creó una ronda exterior que se convirtió en la calle
principal.
El ensanche burgués se realizó rodeando por el sur al casco antiguo,
en diversas fases que vienen limitadas por grandes vías. El primero (1877),
entre el casco antiguo y las grandes vías del Marqués del Turia y Fernando el
Católico, tenía plano en cuadrícula inspirado en el de Cerdá de Barcelona,
trama en manzanas amplias y casas grandes y de calidad. El segundo ensanche
(1907) ampliaba el anterior y extendía la ciudad hasta el antiguo Camino de
Tránsitos (avenida de Pérez Galdós y de Pérez Valero), que fue replaneado como
un tercer anillo o ronda exterior.
Las barriadas industriales se crearon sobre todo en la zona
portuaria y en la parte meridional, con casas pequeñas y materiales de mala
calidad, que sufrieron un temprano deterioro.
Además, el crecimiento urbano llevó a anexionar entre 1870 y 1900
barrios y pueblos circundantes, como Rusafa, el Campanar, El Grao, etc.,
entonces todavía diferenciados de la gran ciudad, pero actualmente
integrados en el casco urbano, y a
ampliar el recinto urbano a costa de la huerta, aunque a diferencia de otras
ciudades, el alto precio de las tierras suburbanas impidió la aparición de
barrios degradados.
La periferia
En la segunda mitad del siglo XX la industria y los servicios
crecieron notablemente, y con ellos la inmigración, la población y la
urbanización, dando lugar a una extensa periferia en la que se instalaron áreas
industriales, enormes barriadas para acoger a los inmigrantes al oeste y sur
del ensanche y equipamientos.
Los principales ejes de crecimiento urbano desde mediados del siglo
xx han sido los siguientes:
-
El sur de la ciudad, a raíz del trazado de un nuevo
curso artificial para el Turia, que bordea la ciudad por el oeste y por el sur.
La obra, que empezó a planearse desde la inundación de 1957, se llevó a la
práctica a mediados de los 70, y ha supuesto además la creación de una ronda de
tráfico de gran capacidad, ya que el nuevo cauce está flanqueado por autovías.
-
El norte de la ciudad, pues el viejo cauce se
convirtió en un espacio verde. En la orilla izquierda del río se han creado equipamientos (nuevo campus universitario, un recinto ferial
e instalaciones deportivas).
-
Las carreteras de Madrid y Barcelona.
El puerto ha quedado plenamente integrado en la ciudad, presentando
una gran actividad de carga y pasaje, y la ciudad se ha desbordado sobre los
municipios periféricos para formar una gran aglomeración urbana.
Actualmente las funciones de la ciudad son industriales (metalurgia,
construcciones mecánicas, química, madera y mueble, textiles, alimentación) y
terciarias, en las que, además del turismo hay que tener en cuenta las
político-administrativas, como resultado de la ubicación en la ciudad del
parlamento y demás instituciones de la Comunidad Autónoma. La huerta ha sido la
gran perdedora en el proceso de expansión urbana, pues los ricos campos van
siendo invadidos por la edificación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario